jueves, 11 de abril de 2019

¿Por qué no me gustan los abrazos?

Es resumidas cuentas, es simplemente una sensación extraña. Es decir, no digo que no me gusten, yo sé lo reconfortante que es para otras personas un abrazo. Pero al momento de yo recibir un abrazo simplemente no siento nada es como si mis lazos con esas persona fueran nulos.

Pienso que tal vez puede que sea tímida o, más bien, que no me guste dar abrazos porque no tenga seguridad con otras personas hasta ese punto. Creí que sí, es decir, mi etapa de timidez hace años que quedó atrás, pero aun así, aun tengo miedo de invadir el espacio personal de alguien más.

Mi hermano jamás quería que lo abrazara en público; como todos los hermanos. Mis padres no eran violentos, de hecho eran muy cariñosos. Peleaban todo el tiempo, eso sí; todos los días. Ahora pareciera que con los años ya no tuvieran fuerzas para discutir.

Creo que si escavo más a fondo está la respuesta; por esos escribo.

En la escuela tenía amigas y daba abrazos casi todo el tiempo a cualquiera que lo necesitara, mi trabajo era simplemente hacer feliz a las personas. Pero tuve una amiga, fue mi mejor amiga; siempre estábamos juntas y de pronto dejaron de importarme el resto de personas y solamente me concentré en que ella fuera feliz. No digo que si alguien llorara en mi cara lo ignoraba, pero aprendí que no podía estar en todas partes.

Tres años después, se fue de la escuela y me topé con la realidad dándome cuenta de que ya todos tenían un grupo y yo ya había perdido mi lugar. De repente, no sabía como hablarles; estaba pensando tanto en nosotras dos que cuando era solo yo no supe como reaccionar. Pensé que algún día tal vez volvería a tener una amiga así, pero lo veía muy lejano.

Hice amigas, sí, yo no era introvertida; solamente no tenía nada de qué hablar con las personas que ya no conocía y que de un momento a otro habían crecido y yo no. Pero estas amigas eran de ratos. Solamente para no estar sola en recreos y esas cosas, jamás me acordé el nombre de ninguna de ellas ni me esforcé en recordarlos.

Actuar me hizo bien hasta cierto punto, porque sabía que había un límite. Fingir estar de un lado de las populares y luego de los otros. Así hasta que me topé con una chica.

Ella era una gran amiga mía en la escuela, siempre me acompañaba en los podios. A veces estábamos en el primer puesto y otras en el segundo, su madre y la mía se conocían. Me hice amiga de ella que ahora era de las populares. ¿Conclusión? No salió nada bien, parece que no teníamos absolutamente nada en común e incluso hablaba de mí a sus espaldas; siempre me apartó y me hizo sentir mal públicamente. Podría decirse que fue desde ese momento que me empezaron a hacer bullying, pero no quiero adentrarme en esos recuerdos. Solo imagínense que la pasé muy mal.

Al final, me cambiaron de salón, tuve buenos compañeros, tengo buenos amigos y el resto es historia.

Tal vez un abrazo es justo lo que necesite, entonces no sé porqué no me gustan. Es una estupidez que mi cuerpo rechazara algo que realmente necesita.

De pequeña... Que bien, ahora hablo como anciana; pero de pequeña si me gustaban. Recuerdo aún lo que llegué a pensar años atrás cuando solía hacer sentir bien a las personas y se lo decía a mi madre aunque no creyera que la frase la inventé como el resto de mis historias por mi corta edad. "A veces lo que único que uno necesita es un abrazo", pero creo que a este punto puedo decir lo que realmente uno necesita es a alguien que le transmita su fe de que puede lograr algo.